lunes, 5 de noviembre de 2007

invasiones barbaras:

Pueblos bárbaros


Todos los pueblos de la Antigüedad miraron con desdén a sus vecinos. Los clásicos dieron el nombre de «bárbaros» a todos los extranjeros de las regiones fronterizas con el imperio romano, y con los que lucharon, si bien se limita la consideración a los que, ocupando en Europa las regiones al Norte del Imperio, invadieron éste, apoderándose de su parte occidental. Estos pueblos formaban tres grupos:

  • el de raza amarilla: como los ávaros y hunos.
  • el de raza blanca eslava: como los vendas, en lo que hoy es Polonia; los sármatas, entre el Danubio y el Theis, y los alanos, a orillas del mar Negro.
  • el de raza blanca germánica: como los godos, francos y otros.

Durante la decadencia del Imperio Romano, fueron muchos los pueblos bárbaros (extranjeros) que, aprovechando las disidencias internas, se aproximaron a sus fronteras y se establecieron en ellas, presionando en forma permanente para entrar. Si bien las legiones romanas contuvieron todos los intentos realizados, los bárbaros lograron penetrar lentamente entre los siglos I y IV, y establecerse en el interior, hasta que, finalmente, empujados por otros pueblos, lo hicieron en forma violenta.

Los germanos eran indoeuropeos, como los griegos y latinos. En ellos las aficiones guerreras se muestran en grado sumo, al par que el trabajo se considera como menos digno. Había hombres privilegiados, nobles y plebeyos, existiendo también la esclavitud. La patria potestad tenía un concepto bastante análogo, en lo absoluto, al de los romanos. Aunque lo general era la monogamia, la poligamia aparece admitida entre los nobles. Respecto a lo penal, no existe autoridad judicial propia y que investigue los delitos; es preciso que venga la querella o instancia del ofendido, que se resuelve por una compensación material y pena pecuniaria . Los bárbaros profesaban dos religiones, unos la idolatría sabea, y otros, la religión cristiana mezclada con la fe arriana. Los sabeos adoraban el Sol, la Luna y la diosa Tierra, creyendo en genios y hadas que intervenían en el destino de los mortales.


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